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Member Juan and Wife Nancy

Conoce a Juan

Visitas inesperadas que cambian vidas

Juan Díaz llegó de Honduras en el año 2006 con el anhelo de salir adelante. Tres años después, en 2009, mientras lavaban ropa en una lavandería sobre South Boulevard, Juan y Nancy notaron una pequeña oficina justo al lado. Era la Cooperativa Latina. “Entramos así, sin pensarlo mucho”, recuerda Juan. Con apenas diez dólares abrieron su primera cuenta de ahorros, sin imaginar que ese sencillo momento marcaría el inicio de una historia de crecimiento y acompañamiento.

Durante años, esa cuenta permaneció abierta. Cuando regresaron tiempo después y confirmaron que aún seguían siendo socios, decidieron comenzar a ahorrar de verdad y crecer junto a la cooperativa. Hoy, Juan y Nancy hablan de las facilidades y oportunidades que encontraron, especialmente para la comunidad latina que, como ellos, no siempre recibe apoyo en los bancos tradicionales. “La Cooperativa Latina nos dio esa facilidad, como inmigrantes que queremos emprender, comprar carro, comprar casa y salir adelante.” Desde entonces, Juan y Nancy no solo crecieron como socios, sino también como familia y como empresarios. Comenzaron con una cuenta de ahorros y, con el tiempo, accedieron a préstamos de vehículo, préstamos de vivienda, propiedades de inversión y distintos productos financieros que les permitieron construir estabilidad y confianza en su futuro.

Paralelo a ese crecimiento, nació su empresa. Juan empezó trabajando en construcción junto a un compañero, comprando equipo y aprendiendo el oficio. Cuando ese socio se retiró, Nancy se sumó de lleno al proyecto. Fueron años de sacrificio extremo: jornadas que comenzaban de madrugada, terminaban a las once de la noche y dejaban poco espacio para el descanso. “Dormíamos poco, comíamos ahí mismo y seguíamos”, recuerda Nancy. “Fueron cinco, quizás diez años de mucho sacrificio.”

De ese esfuerzo nació JN Gutters & Construction, LLC, una compañía especializada principalmente en roofing, gutters y siding. Hoy, no solo trabajan para sacar adelante a sus propias familias, sino que también generan empleo, subcontratan a otros trabajadores y contribuyen directamente al bienestar de muchas familias en la comunidad. “Estamos muy contentos”, dice Juan. “Sabemos que hay pan en nuestra mesa y en la mesa de muchas familias más.”

La experiencia en la cooperativa ha sido una parte fundamental de su camino. Ambos destacan el trato humano y respetuoso que reciben cada vez que visitan la oficina de South Boulevard. “Aquí no lo ven a uno por cómo viste”, comparte Nancy. “Siempre hay una atención especial.” Juan coincide: “Desde que uno entra hasta que sale, la atención es muy buena en todos los departamentos.” Juan y Nancy no solo confían en la cooperativa, también la recomiendan activamente. Amigos, compañeros de trabajo y personas nuevas en el país escuchan siempre el mismo consejo: “Vayan a la Cooperativa Latina.” Muchos llegan incluso preguntando directamente por empleados que Juan les ha recomendado, reflejo de una confianza construida a lo largo de los años.

Hoy, al mirar atrás, el sentimiento es de profunda gratitud. “Nunca imaginamos dónde íbamos a estar ni de dónde Dios nos iba a sacar”, dice Juan. “Cuando pasamos por esos lugares y recordamos, es algo muy lindo.” Su mensaje para otros empresarios es claro y sencillo: hacer las cosas bien, ser honestos y no rendirse. Mirando al futuro, Juan y Nancy esperan seguir creciendo, no bajar los brazos y continuar aportando a la comunidad, de la mano de una institución que ha caminado con ellos desde el principio.

La historia de Juan y Nancy es una historia de perseverancia, trabajo duro y confianza. Una historia que demuestra que, con apoyo, oportunidad y compromiso, los sueños sí se pueden construir, incluso comenzando con solo diez dólares y una visita inesperada desde una lavandería.