Cerrando el círculo
La historia de José Baltazar con la Cooperativa Latina es una de esas que cierran el círculo. Nacido en un pequeño pueblo de México, José creció en un lugar donde el acceso a servicios bancarios era casi inexistente. Cuando su familia emigró a Estados Unidos, se enfrentaron a las mismas barreras que muchas familias inmigrantes: sin historial de crédito y sin acceso a la banca tradicional. Fue entonces cuando encontraron a la Cooperativa Latina. “La cooperativa ayudó muchísimo a mi familia”, recuerda José. “Primero con los números de ITIN, luego con nuestra primera tarjeta de crédito, después un préstamo para carro, y más tarde un préstamo para casa. Gracias a eso, mi familia pudo tener una vida estable aquí en Estados Unidos.”
Mientras la familia construía estabilidad financiera, se abrió una nueva oportunidad para José: la educación. Se convirtió en el primero de su familia en asistir a la universidad. Pero como muchos estudiantes de primera generación, el camino no fue fácil. “Muchas veces te sientes perdido”, comparte. “No sabes cuánto cuesta la universidad ni cómo vas a pagarla. Pero la cooperativa estuvo allí para mí.” Gracias al programa de becas de la Cooperativa Latina, José recibió el apoyo necesario para completar sus estudios sin deudas. “La beca me ayudó a pagar mis libros, a concentrarme en mis estudios y a graduarme sin préstamos. Para mí, eso lo fue todo.” Después de obtener su título universitario, José sabía exactamente dónde quería comenzar su carrera. “Para mí, la decisión fue fácil”, afirma. “La cooperativa no es solo un trabajo o una carrera. Es mi familia.”
Hoy, José trabaja en la sucursal de Monroe, sirviendo a socios que le recuerdan a sus propios padres. “Ahora que estoy de este lado, me identifico con cada socio que entra por primera vez. Mis padres estuvieron alguna vez en su lugar. Para mí, no es solo un placer, es un orgullo ayudar a mi comunidad.” Lo que hace aún más poderosa la historia de José es cómo ha convertido su experiencia personal en un compromiso con los demás. Se asegura de que los jóvenes y sus familias conozcan el programa de becas que le cambió la vida. “Cuando veo a un joven preparándose para la universidad, me tomo el tiempo para contarle sobre nuestras becas. Yo estuve en sus zapatos, y sé la diferencia que hace.”
El camino de José, de hijo de padres inmigrantes, a beneficiario de una beca de la Cooperativa Latina, y ahora un valioso compañero de equipo, es prueba de lo que es posible cuando la oportunidad se encuentra con la perseverancia. Su historia nos recuerda que la cooperativa no solo ofrece servicios financieros: cambia vidas, abre caminos e inspira a la próxima generación a soñar en grande. “Mi consejo para los jóvenes,” dice José con convicción, “es que sigan soñando. Todo es posible. Pregúntenos cómo podemos ayudar. La cooperativa está aquí para que logren sus metas. Yo soy prueba viviente de eso.”