Quien no arriesga, no gana
Cuando Cornelio García llegó a LCCU, no solo buscaba un préstamo, buscaba a alguien que creyera en él. “Creo que encontré a la persona correcta,” dice con una sonrisa agradecida. “Alguien que me ayudó desde el principio y que sigue ayudándome hasta hoy.” Esa persona fue José, un oficial de préstamos que se convirtió en mucho más que eso: un guía de confianza y un amigo. “Cuando llegué por primera vez, quería comprar una casa,” recuerda Cornelio. “Había ido a otros bancos, pero pedían demasiados requisitos. No tenía suficientes documentos, así que no calificaba. Entonces alguien me habló de LCCU.”
Con la ayuda de José, Cornelio comenzó a construir su crédito, ahorrar y prepararse para ser propietario de vivienda. “En ese tiempo no tenía historial de crédito, nada,” dice. “Pero José se tomó el tiempo de explicarme todo, paso a paso. Seguí sus consejos y, poco a poco, alcancé mi meta. Compré mi casa.” Ese fue solo el comienzo. Con el tiempo, Cornelio financió su camioneta y luego volvió a invertir en su futuro, esta vez abriendo su propio restaurante en Mooresville, Carolina del Norte. “José me ayudó otra vez, explicándome el proceso, ayudándome a obtener otro préstamo,” cuenta. “Gracias a ese apoyo, pude iniciar mi negocio.”
El restaurante de Cornelio, Happy Egg, ofrece desayunos y almuerzos clásicos al estilo americano, un reflejo de sus años de experiencia en la cocina y de su deseo de traer algo nuevo a su comunidad. Su esposa añade: “Trabajamos más de 12 años en un restaurante estilo Chicago, y a la gente le encantaba la comida. Queríamos traer ese sabor aquí, algo diferente, algo de lo que nos sintiéramos orgullosos.” Pero para Cornelio, su historia no se trata solo de negocios. Se trata de gratitud, lealtad y de devolver lo recibido. “Si alguien me ayudó a mí,” dice, “¿por qué no habría yo de ayudar a otros? Ahora puedo dar oportunidades a personas que, como yo, solo necesitan que alguien crea en ellas.”
Él espera que su historia motive a otros a no rendirse. “Que no tengan miedo,” aconseja. “A veces los bancos te cierran las puertas, pero hay que seguir buscando. Si una puerta se cierra, otra se abre. Yo me arriesgué, y no me arrepiento. Si no lo hubiera intentado, siempre me quedaría con la duda de ‘¿qué habría pasado si...?’”
José, quien conoció a Cornelio por primera vez en 2018, dice sentirse orgulloso de ver todo lo que ha logrado. “Él empezó desde cero, sin crédito, sin historial, y ahora tiene su casa, su carro, su negocio, sus ahorros. Es un verdadero ejemplo de lo que es posible cuando trabajamos juntos para ayudar a nuestros socios a alcanzar sus sueños.”
Hoy, Cornelio se encuentra dentro de su restaurante, rodeado de risas, calidez y el aroma de la comida casera. “Me siento feliz,” dice.