Una vida que renace, una comunidad que se fortalece
Patricia Sánchez llegó a Estados Unidos con el sueño de empezar de nuevo. Originaria de México, su trayectoria profesional había sido diversa, enfermera, maestra y ahora buscaba construir una nueva vida en un país diferente. Como muchos inmigrantes, no sabía qué esperar: nuevas leyes, nuevos sistemas, nuevos procesos… y muchas dudas. Pero también llegó con algo muy poderoso: la guía de un amigo de la familia. Un amigo que conocía de cerca a la cooperativa y que, viendo a la familia recién llegada, les dijo sin dudar: “Tienen que ir a la Cooperativa Latina.” Él mismo había traído antes a otras personas para orientarlas y sabía que ahí encontrarían apoyo.
Así fue, sin cita, sin saber exactamente qué hacer, Patricia, su papá y su familia llegaron al branch de Greensboro. Desde el primer momento sintieron un trato cálido y cercano. Les explicaron paso a paso cómo abrir sus cuentas, cómo solicitar su ITIN, cómo empezar a construir una vida financiera segura en este nuevo país. Para Patricia, que venía sin conocimiento de cómo funcionaba el sistema financiero estadounidense, esa primera experiencia fue un alivio inmenso. “Fue un peso menos…”, recuerda. Alguien se tomó el tiempo de responder cada una de sus dudas. Con el tiempo, su relación con la cooperativa transformó su vida de maneras que nunca había imaginado.
En México, Patricia nunca pensó que podría comprar un carro propio. Pero ya en Estados Unidos, guiada por el equipo de la cooperativa, realizó su primer préstamo de auto. Descubrió herramientas para ahorrar, como el programa de savings match, donde pudo duplicar parte de sus ahorros. Tomó clases de educación financiera y hasta se graduó de ellas, algo que la llenó de orgullo y confianza. Aprendió sobre historial crediticio, algo totalmente nuevo para ella, y que terminó siendo clave para rentar su casa, manejar sus gastos y apoyar a su hijo hacia un futuro mejor. Hoy, incluso él tiene su propia cuenta ligada, un paso que Patricia considera fundamental para empezar a formar buenos hábitos desde joven.
“Uno vive al día… pero si no te preparas, las emergencias te agarran desprevenido.” Por eso, hoy ella transmite ese conocimiento no solo a su hijo, sino a muchas más personas en la comunidad. Patricia trabaja como Coordinadora de Educación y Alcance Comunitario en FaithAction International House y en Mustard Seed Community Health, dos organizaciones que apoyan a inmigrantes y refugiados. Su misión diaria es conectar a las familias recién llegadas con recursos confiables. Y uno de esos recursos es, justamente, la Cooperativa Latina. El mismo apoyo que ella recibió al llegar, ahora ella lo ofrece a otros. “Es un honor traer a nuestros clientes a un lugar que sé que es seguro, que sé que los va a apoyar.”
Patricia se ha convertido en una voz activa, recomendando a la cooperativa a familias que, como ella, llegan sin conocer el sistema financiero del país. Porque para ella, la cooperativa no es solo un lugar donde guarda su dinero. Es un hogar financiero, un espacio donde la entienden, la guían y caminan a su lado. Y hoy, su historia sirve de guía para muchos otros.